¿En qué va la Paz?

El Gobierno escucha a la oposición, mientras los negociadores siguen en comunicación constante en La Habana y Bogotá buscando nuevas salidas que permitan no echar al traste un acuerdo de paz alabado internacionalmente, pero con la mitad de los colombianos en contra. En el campo y en las ciudades quienes han sufrido la guerra y anhelan la paz continúan exigiendo un #AcuerdoYa.

Por: 
Redacción Generación Paz

Mientras el país continúa movilizándose para exigir la pronta implementación del Acuerdo Final de Paz, el gobierno sigue escuchando a los líderes del NO que triunfó en el Plebiscito para construir un documento y presentarlo a las Farc. "El presidente intentará recoger las observaciones que considere pertinentes y elaborar con ellas un documento para llevar a La Habana", expresa la Revista Semana en su edición del 15 de octubre, donde se explican minuciosamente las posibilidades jurídicas para darle una luz al Acuerdo Final de Paz pactado por gobierno y farc tras cuatro años de conversaciones en La Habana. 

En este momento la crisis en que se encuentra el proceso tiene dos posibles vías de solución: la primera depende del Congreso y la segunda de la Corte Constitucional. Ninguna es perfecta, como se dice ahora, pero las dos permiten visualizar una luz al final del túnel.

Para darle vía libre al Plebiscito, la Corte Constitucional se tuvo que pronunciar y dijo que los resultados del mismo serían de obligatorio cumplimiento. Sin embargo, aclaró que el plebiscito solo comprometería la decisión del Ejecutivo, es decir del Presidente. Esto significa que solo Santos está impedido para implementar los acuerdos, por la vía que se había definido si ganaba sí en las urnas: el fast track. Esto es, reformar y promulgar un paquete de leyes de forma rápida ahorrándose horas y quizá meses de debates en el Congreso.  

Así las cosas, está claro que el NO del Plebiscito no impide al legislativo implementar el acuerdo, lo cual se tornaría no solo muy lento sin el fast track sino especialmente delicado ya que el Acuerdo Final no logró las mayorías en las urnas; por tanto su legitimidad política quedó en veremos. Sin embargo, si se mira a las calles y los campos, la exigencia por un #AcuerdoYa cobran cada día más fuerza, y el valor de la sociedad civil podrá presionar cada vez más que Congreso intente implementar el acuerdo final.  Sin embargo, esta es apenas una posibilidad que por el momento no se ve próxima, a la espera de que se surtan las conversaciones con los líderes del Centro Democrático quienes ya presentaron sus propuestas de reformas al Acuerdo con las Farc.

Otra posible salida jurídico-política es la Asamblea Nacional Constituyente que, curiosamente, proponían tanto Farc como el uribismo.

Las propuestas del no fueron analizadas en detalle por La Silla Vacía y pueden consultarse acá: http://lasillavacia.com/hagame-el-cruce/las-propuestas-del-no-comparadas-y-desmenuzadas-58381. Éstas significan, a juicio de algunos voceros de las Farc, una propuesta de sometimiento inaceptable para ellos, pues hablan de cárcel, de abandonar la reforma rural, de negar la participación política, de "desmovilización" y -lo que ha caído muy mal entre las víctimas- de eliminar la Jurisdicción Especial para la Paz.

Con ésto, solo la guerrilla sería objeto de verdad y justicia, dejando a un lado al Estado, empresarios y todo particular como el mismo Álvaro Uribe Vélez sobre quién se ciernen sospechas acerca de conformación de grupos paramilitares y responsabilidad en violaciones a derechos humanos sin precedentes como lo fue la Operación Orión en la Comuna 13 de Medellín ordenada por él en 2002, o como las ejecuciones extrajudiciales producto de su política de seguridad democrática. 

El Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado, entre otros, ha considerado "inmoral" esa reforma al Acuerdo salida del seno del uribismo, cuando ha sido demostrado el papel del Estado en el nacimiento y prolongación del conflicto causando millones de víctimas, bien fuera por omisión al no proteger a sus ciudadanos o bien por acción como son los casos de: Palacio de Justicia, falsos positivos, masacres como las de Mondoñedo o El Aro en conjunto con paramilitares, homicidios de líderes y defensores de Derechos Humanos como Jaime Garzón, desaparición forzada como la de Luis Fernando Lalinde, entre otros muchos. 

Mientras los voceros del NO son atendidos en Palacio de Nariño, los jóvenes y especialmente los estudiantes manifiestan su indignación en las calles y convocan este 20 de octubre nuevamente a movilizaciones en las ciudades capitales. En sus consignas dejan claro que hay que dejar atrás la polarización y buscar prontas salidas políticas y jurídicas para el Acuerdo Final de Paz. También expresan, como lo han dicho los campesinos, los afros y las víctimas, que no todo Colombia está representando en los líderes de No quienes hoy, por su triunfo en el plebiscito, se toman el lugar de proponer a nombre de un país entero, pero cuya autoridad moral está en entre dicho desde hace años. 

Entre tanto, la semana pasada se reunieron en Cuba los guerrilleros y militares que integran la Subcomisión técnica de Fin del Conflicto, y definieron las condiciones para que el cese al fuego bilateral continúe hasta el 31 de diciembre. Caracol Radio cuenta que:

Aunque estos protocolos ya estaban definidos dentro del Acuerdo General para la Terminación del Conflicto, el resultado del plebiscito obligó a las partes a construir unos nuevos que permitan la vigencia de ese mecanismo en la nueva etapa de la negociación y mientras avanzan los diálogos entre el Gobierno y los líderes del No.

Más tarde, las Farc manifestaron su preocupación por la financiación de sus hombres, y por la dilatación en las conversaciones que iniciaron tras la derrota del acuerdo de paz el pasado 2 de octubre.

Renegociar el acuerdo es un asunto muy complejo… nos invertiría más años de negociación… renegociar sobre bases que no son propositivas nos va a dilatar esto en el tiempo y corremos el riesgo de que el proceso de paz termine mal.

Así lo dijo Iván Márquez en declaraciones a la prensa este fin de semana, agregando que:

No hace mucho tiempo, tal vez algunos meses suspendimos las impuestaciones, esto nos está generando una situación económica que tenemos que discutir con el Gobierno. Creo que vamos a tener que recurrir a las organizaciones internacionales para poder sostener a este Ejército encampametado en tregua.

El Jefe de la Delegación de Paz de las Farc dijo también desde Cuba, a donde regresó tras las visitas en ls cuales pidió perdón a las víctimas en Bojayá y Apartadó días antes del Plebiscito, que: Prolongar este estado de indefinición del acuerdo final nos va a producir más muertos, más victimizaciones… esto tiene que ser en un lapso de tiempo no muy amplio, porque si no se nos muere este proceso, del limbo puede pasar al infierno y nosotros tenemos que salvar este proceso de paz

En Colombia, la presión política desde la sociedad civil continúa dándose como nunca antes en la historia del país, mientras las posibilidades jurídicas siguen manos de Congreso y Corte Constitucional. Así lo explica la Revista Semana.

Ante esa aparente sinsalida sucede algo irónico y paradójico. Múltiples demandas se han interpuesto contra el plebiscito, la mayoría de estas por parte del uribismo cuando este estaba seguro de que perdería el plebiscito. La más importante de estas fue elaborada por Iván Duque y presentada por la plana mayor del Centro Democrático (..) Hoy la Corte Constitucional está estudiando su demanda, y si le da la razón, no solo podría resucitar el fast track, sino también tumbar todo el plebiscito (...) Las demandas de los enemigos del gobierno acabaron por convertirse en los salvavidas de este después de la derrota. Invocando los argumentos de los uribistas o de Montealegre, la Corte Constitucional podría tumbar el acto legislativo que le daba obligatorio cumplimiento al plebiscito. Eso significaría que Santos podría seguir adelante con el acuerdo de paz original, aun después de haber sido derrotado en las urnas.

 

Nada es muy claro a la fecha. La incertidumbre sobre el rumbo de los acuerdos de La Habana sigue reinando esta vez con una gran diferencia: Colombia, bien sea para un lado u otro, está atenta del desenlace, ya no solo como espectadora sino como protagonista de esta paz. Las mujeres, en especial, reclaman respeto al enfoque de género que sectores como la iglesia intentan desdibujar en esta etapa de posible renegociación.  

Los jóvenes exigen su derecho constitucional a vivir en el futuro en un país en paz. Los más aporreados por la guerra - campesinos, indígenas, afros, víctimas- reclaman solidaridad y apoyo del país urbano y las élites para que cesen los fusiles para siempre en sus terruños.

Por su parte, los militares, siempre protagonistas de esta guerra, han dado su respaldo al documento logrado en La Habana y niegan estar de acuerdo con el NO en su propuesta de darles tratamiento especial en la justicia, sin embargo han dado su opinión sobre algunas mejoras al Acuerdo Final de Paz. Verdad Abierta las dio a conocer ayer: http://bit.ly/2dpG18K

Desde acá, los colombianos repletos de esperanza, los luchadores sin armas por la justicia y la verdad, ya no solo esperamos que nos digan qué va a pasar. Estamos escribiendo nuestra historia. 

Foto Portada: César Romero CNMH