Mitú, en nuestra memoria

La llamada "Operación Marquetalia" dejó un saldo de gran éxito para la guerrilla, militarmente hablando. Para el pueblo colombiano se trató de una de las tragedias humanas más crueles de nuestra guerra. Hoy recordamos este episodio y hablamos con el General Luis Mendieta, víctima sobreviviente, para mostrar cómo el Acuerdo con las Farc trae perdón y promete paz para regiones como el Sur de Colombia, donde la guerra se ha afincado sin tregua hasta el cese bilateral que vino con los Diálogos de La Habana. Especial #AvanzaLaPaz.

Por: 
Katalina Vásquez Guzmán

Ese domingo se hizo eterno. Empezaba noviembre y con él 72 horas de dolor para Mitú. Durante tres días, las balas y los cilindros bomba tronaron por cielo y tierra. Derribaron los helicópteros y también las vidas de policías y civiles del apartado pueblo cercano a la frontera con Brasil.

Mitú resuena en el recuerdo de los colombianos como un taz taz taz que parecía no tener fin y se llevó a las garras de la guerra vidas de pobladores inocentes desarmados, así como de los integrantes de la Fuerza Pública que respondieron el ataque de más de mil guerrilleros planeado por Jorge Briceño "el Mono Jojoy" pocos días antes de iniciar el despeje en la negociación de paz con el entonces presidente Andrés Pastrana. 

En el pueblo, 120 policías se defendieron con la munición a la mano y atrincherados día y noche. Pidieron refuerzos que nunca llegaron. La pista de aviones había sido destruida. Todo empezó el 1 de noviembre a las 4:58 de la mañana. Así se evidencia en el video que la misma guerrilla grabó durante su acción armada. Bloque Oriental se lee en la pantalla donde Henry Castellanos "Romaña", emblemático guerrillero de ese grupo, aparece recibiendo instrucciones de "El Mono" junto a la guerillerada que minutos después vemos disparando con alientos triunfalista. Se detienen a recargar y observar de lado a lado cómo campean el éxito en esta batalla. El Estado, que fue indiferente al clamor de los civiles y no les protegió aún cuando el ataque estaba advertido, fue condenado por el Consejo de Estado

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, con la misma mente calculadora que los llevó a un triunfo militar sin antecedentes en su historia al tomarse por primera vez una ciudad capital, lo filmaron y mostraron al mundo como trofeo de guerra. La gran derrota fue la humana: más de 30 colombianos murieron, decenas quedaron heridos, el pueblo entero estuvo sitiado y aterrorizado, y la ciudad resultó destruida.  "Dejaron el 50 por ciento del pueblo en ruinas, incluida la pista del aeropuerto, el hospital, la Gobernación y el puesto de Policía, que fue copado a las 4:30 de la tarde", relata la periodista Jineth Bedoya en el diario El Tiempo quien entrevistó a doña Silvia Braga: 

Tuve que ver como se llevaban a mi hijo y los hijos de mis hermanos. Ese ruido de los cilindros todavía me retumba en los oídos.

 

Hombres en cadenas

Al culminar la Toma de Mitú el mayor botín en manos de la guerrilla fueron los 61 policías y auxiliares de policía -estos últimos casi todos indígenas- que sobrevivieron al ataque y ya sin una bala para disparar tuvieron que salir con las manos en alto para entregarse a las Farc que se los llevó selva adentro, en algunos casos hasta por once años. Entre ellos estaban Frank Pinchao, que consiguió fugarse en 2007 después de 8 años de cautiverio y habiéndose enterado del nacimiento de su hijo por cartas. Su extrarodinario escape se convirtió incluso en una película de Discovery Channel.

También estaban en el grupo de los rendidos Luis Erlindo Mendieta, hoy General retirado de la Policía, a quien en el video del día del horror se ve caminar con el uniforme ya mal puesto y con la tranquilidad en el rostro que -aún después de pasar once años preso a manos de Farc a veces incluso encadenado y enfermo- mantiene al recordar los hechos.

 

De las cenizas al futuro

- ¿Usted ya perdonó, general?

- Desde la misma toma he hecho mi catarsis en el plano espiritual. Lo importante es seguir trabajando hacia el futuro por la vida y por la libertad.

- ¿Pero podemos decir en el artículo: El General Mendienta ya perdonó?

- No tanto se trata de perdón.  Simplemente, seguimos para adelante mirando para el futuro. Estos hechos tan difíciles hay que dejarlos atrás con la capacidad de seguir trazando nuestro proyecto de vida.

 

Pausado, Mendieta responde una entrevisa telefónica para GeneracionPaz.Co en el aniversario de la toma sin oponerse a las preguntas de siempre:

- ¿Cómo es un primero de noviembre en la vida de Luis Mendieta?

- ¿Después de la libertad?

- Sí

- En los útlimos años me han invitado a Mitú. Son momentos .... (silencio) Ahora estuvimos en un evento en Bogotá invitados por la Policía Nacional. El mando nos reunió a la mayoría de los que estuvimos secuestros.

- ¿Y cómo fue?¿Quiénes estuvieron?

-Fue un acto muy emotivo. Estaban también los familiares de las víctimas que fueron asesinadas. También estaban los que sobrevivieron y quedaron heridos. Hace más de 18 años no nos saludábamos. Además, 14 auxiliares que no fueron secuestrados. Eran 30 en todo el pueblo, pero a 14 no los secuestraron. 

 

¿Secuestraron o retuvieron? Dígase como se diga, prisionero de guerra o persona privada de libertad, hablamos de hombres que, aunque combatientes y rendidos en una acción cotidiana en medio de una guerra, perdieron la libertad. "Ah -recuerda de repente el General- también estaban los que fueron liberados en el intercambio humanitario". 

El patrullero Ortiz, también Flórez, Rodríguez, Baquero. Con ellos no me saludaba desde el día que las Farc nos separó. Hoy pudimos darnos ese abrazo en libertad y expresarnos nuestros sentimientos de afecto.

En el año 2001, las Farc dejó libres a 254 soldados y policías a cambio de que el gobierno les entregara algunos de sus guerrilleros presos en las cárceles de Colombia. El resonado intercambio humanitario no se repetió. Para que un civil o militar recobrara la libertad de allí en adelante fue necesario que murieran durante el cautiverio, o que fuesen rescatados como en el caso de Mendieta o, bien, liberados como gesto humanitario unilateral por parte de la guerrilla como aquellos que facilió Piedad Córdoba.

 

La urgencia de la paz

- Y hoy en medio de este panorama incierto de la paz después del plebiscito, ¿qué le gustaría decirle a la sociedad colombiana?

- Que hay que hacer todos los esfuerzos, sobre todo el gobierno y las Farc, para que se mantenga el Cese al Fuego. El nuevo acuerdo será producto de una discusión con filigrana entre los partidos políticos y los sectores que se opusieron. Pero eso debe hacerse en el menor tiempo posible. Ojalá salga pronto un nuevo acuerdo.

- ¿Uno que incorpore todas las propuestas?

- No será fácil pues habrá muchas tendencias y de pronto incoformiso de algunos sectores. Pero sí se puede lograr un consenso nacional y un acuerdo que se pueda implementar de inmediato.

 

 

De nuevo silencio. Mendieta se toma instantes para responder con el cuidado en la palabra y el tono de voz que, aunque a veces crítico, no quiere herir a nadie.

Conoce como nadie el sufrimiento y, al mismo tiempo, la fuerza interior para sobreponerse y enterrar rencores.  Lejos de pensar en venganzas, anhela que otros no tengan que padecer su drama y el que hoy todavía viven familiares de las víctimas de la "Operación Marquetalia". Por ejmplo, qué pasó con Luis Fernando Peña Bonilla sigue siendo un enigma.

Alguna vez, cuando nos rescataron un guerrillero dijo que a Peña lo habían ejecutado. Insistimos en que nos devuelvan sus restos. Tambíen hay desaparecidos de la toma que, por el impacto de las bombas, hacen suponer que sus cuerpos no están. Pero si la guerrilla tiene conocimiento que la haga saber a las familias.

Habitante de Bogotá e integrante de la federación de víctimas de las Farc, Mendieta aspira a vivir, sencillamente, con agradecimiento por cada gota de agua y cada rayo de luz que puede contemplar en libertad y en compañía de su familia. Con la guerrilla se volvió a ver cara a cara hace un año, cuando en las visitas de víctimas a La Habana fue uno de los delegados. Con más de una decada en cautiverio todavía en la piel y en la memoria herida que le hace soñar todas las noches que sigue preso en los campamentos de las Farc, el General se negó a saludar a los rebeldes.

 

- ¿Y qué le quiere decir hoy a las Farc?

- Me parece destacable que hoy están negociando sin armas. Verlos con camisetas blancas en los diferentes puntos de concentración donde incluso la policía hizo presencia, hace pensar que están siendo muy receptivos. Deben estar muy interesados en este proceso de paz y eso es muy bueno. Se les hace la invitación a mantener el cese al fuego.

-¿Y algo más?

- Sí. Que en Colombia hay espacio para todos.