Destruyamos el muro de la indiferencia: Santos

El presidente Juan Manuel Santos invitó a derrumbar el pesimismo y la indiferencia frente a la paz, a trabajar unidos y reconoció las dificultades para llevar a cabo un proyecto tan ambicioso como la paz de Colombia, pero invitó a ver los muchos logros hasta ahora como la próxima entrega de 1000 armas de Farc.

Por: 
Juan Manuel Santos

Queridos compatriotas:

El pasado fin de semana –en Cartagena–, el Gobierno y representantes de las FARC analizamos cómo va la implementación del Acuerdo de Paz, luego de 100 días de firmado.

Se vieron los avances, también los atrasos, y tomamos decisiones para acelerar el proceso de implementación. Queremos que los beneficios de la paz lleguen más pronto a todos los colombianos.

Hace dos días, el Congreso aprobó la reforma constitucional que crea el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición.

Se puso así en marcha una parte central del acuerdo que busca garantizar los derechos de las víctimas.

Dicho acto legislativo crea una Comisión para que se conozca la Verdad –que es lo que más piden las víctimas–, crea una Unidad para buscar a las Personas Desaparecidas, y –algo muy importante–  crea la Jurisdicción Especial para la Paz.

Este sistema de justicia transicional nos permitirá aplicar la justicia a quienes cometieron delitos con ocasión del conflicto, y –al mismo tiempo– hacer la transición de nuestra sociedad hacia la paz.

Como ya saben, habrá investigación, juicio y sanciones para quienes cometieron graves crímenes de guerra o delitos de lesa humanidad. Es decir, como se ha dicho tantas veces: NO habrá impunidad.

Queda claro que los reincidentes –es decir, quienes se acojan al sistema pero vuelvan a cometer delitos– perderán todos los beneficios.

Los miembros de nuestra fuerza púbica tendrán –como les prometí– beneficios similares pero un tratamiento diferenciado, pues sus actos se presumen legales. 

Ya van más de mil solicitudes de militares que esperan beneficiarse de la justicia especial para la paz.

No volverá a pasar lo del pasado, cuando exguerrilleros que se alzaron en armas contra nuestra democracia quedaron libres, mientras militares o policías acabaron en la cárcel por defenderla.

Y los terceros civiles solo estarán obligados a comparecer a la Jurisdicción Especial para la Paz si han tenido participación activa o determinante en los crímenes más graves, NO por haber sido víctimas de extorsión de los grupos armados ilegales.

En otras palabras: NO habrá cacería de brujas contra quienes fueron víctimas y no victimarios.

Los militares, los policías, los representantes de los empresarios, han manifestado su total tranquilidad frente a la forma en que quedó establecida esta nueva Jurisdicción Especial para la Paz, que traerá justicia y paz a Colombia y a las víctimas.

Hay otro hecho muy positivo fruto del acuerdo, que nos tiene que alegrar a todos.

En los próximos días –según ha dicho Naciones Unidas– se completará la entrega de las primeras 1.000 armas de las FARC a esta entidad internacional, un proceso que debe terminar, en su totalidad, en junio de este año.

Lo que pactamos se está cumpliendo, y ésta es la mayor esperanza para Colombia.

 

Luego de más de medio siglo de guerra interna con las FARC, este ejército irregular está abandonando las armas, está abandonando la violencia. ¡Quién lo hubiera imaginado!

¡Cada arma que se entrega es una vida que se salva, es una víctima menos!

Hace tan solo seis años no soñábamos que esto pudiera pasar y estábamos resignados a una guerra cruel entre hijos de una misma nación. Hoy vemos que lo que parecía imposible, ¡se hizo posible!

Yo sé que falta mucho camino. Que si lo que hemos recorrido ha sido difícil, lo que falta puede ser todavía más difícil. Yo sé que Colombia tiene muchos retos por delante. 

Pero ya es hora de que empecemos a ver el futuro con la esperanza que nos da la paz…. ¡Y no solo la paz!

Hay muchos otros motivos para ser optimistas: Hemos protegido a los más vulnerables. 5 millones 100 mil  colombianos han salido de la pobreza. ¡Más de la décima parte de nuestra población! Y la pobreza extrema la redujimos a la mitad.

(...)

Podría seguir y seguir… Pero son solo unos ejemplos, las pruebas de que nuestro país está cambiando, que se está transformando para bien. ¡Por eso no hay derecho a que sigamos enfrascados en el pesimismo de siempre!

Porque repito: yo sé que hay todavía muchos problemas, que todavía nos falta mucho camino por recorrer pero, nunca, nunca como ahora hemos tenido un mejor horizonte para consolidar la paz, el progreso y la equidad.

Y por supuesto nos duele la corrupción, ¡claro que nos preocupa la corrupción!, pero NO nos hemos quedado quietos.

La indignación de los colombianos es justificada, porque los corruptos roban los recursos de todos los colombianos, les roban las oportunidades a los más pobres y vulnerables del país.

Por eso la lucha contra la corrupción ha sido y seguirá siendo una prioridad de mi Gobierno, y tiene que ser una de las mayores prioridades de todos los colombianos.

Es normal que ustedes al conocer de estos casos sientan mucha rabia e indignación. Comparto ese sentimiento. 

Pero lo que se está conociendo también es la prueba de que estamos destapando ollas podridas, que estamos siendo efectivos en la lucha contra la corrupción. Antes no se conocían porque los corruptos se pavoneaban con su tradicional cinismo, sin que nadie los tocara. 

Desde el Gobierno –en los últimos 6 años y medio– hemos creado normas y mecanismos contra la corrupción, que han ayudado a que se conozcan los casos y se sancione a los responsables.

Eliminamos entidades plagadas de corrupción, como el INCO, Ingeominas, el DAS, Caprecom o el Seguro Social, entre muchas.

Establecimos mecanismos de compras públicas abiertos y transparentes, y –por primera vez en la historia del país– el Presidente y los ministros hicimos públicas nuestras declaraciones. 

De la mano de los organos de control –que por fortuna ahora están en manos de personas comprometidas y decididas a doblegar este fagelo–, seguiremos combatiendo a los corruptos sin tregua ni cuartel. 

Vamos a seguir innovando y aplicando las mejores prácticas porque para ser efectivos frente a la corrupción se debe estar siempre un paso adelante y no dos atrás.  

Frente a los escándalos recientes –generados por una multinacional que pagó sobornos en más de 20 países–, todas las autoridades pertinentes están trabajando.

De mi parte, he pedido –y sigo pidiendo– que las investigaciones sean rápidas y que caiga todo el peso de la ley, ¡todo el peso de la ley!, sobre los responsables de conductas ilegales o irregulares.

Que se aclare todo, ¡que no quede ni una sola sombra de duda!

Pero OJO: que los corruptos –que están cayendo y seguirán cayendo– NO nos hagan perder de vista la nueva realidad de Colombia. Que la justicia opere pero que el país siga su rumbo.

En los próximos 16 meses nos dedicaremos a completar la tarea y cerrar con broche de oro.

¡Vivimos tiempos históricos! ¡COLOMBIA ESTÁ CAMBIANDO!

Ahí están las cifras. Ahí están los hechos…

Una guerrilla entregando sus armas… 
Una economía con más confianza inversionista que crece a pesar de la coyuntura internacional… 
Más empleo, menos pobres… 
Obras por todo el país: más carreteras, más caminos, mejores aeropuertos y puertos… 
Más viviendas…
Más turismo… 
Más conectividad…
Más salud… 
Mejor educación…
Respaldo internacional sin precedentes…

Y MENOS MUERTES, sobre todo menos muertes… ¡Menos compatriotas, menos soldados y policías, menos jóvenes humildes arriesgando sus vidas, sacrificando sus vidas en una guerra absurda!

Queridos colombianos:

Destruyamos el muro del pesimismo y de la indiferencia.

Colombia es un país maravilloso, que puede y debe salir adelante y está saliendo adelante. 

El mundo entero lo reconoce.

Puede que yo no sea monedita de oro para muchos. Buen gobierno es hacer lo correcto, no lo popular..

Posiblemente se han cometido errores, pero este país cambió. 

Quitémonos la venda que nos impide ver el momento histórico por el que pasa nuestra nación y las inmensas oportunidades que se nos abren.

No tapemos el sol con una mano. ¡Dejemos que el sol nos alumbre! ¡Miremos el futuro con esperanza y trabajemos por ese futuro!

OJALA TODOS UNIDOS, OJALÁ TODOS JUNTOS, TODOS REMANDO HACIA EL MISMO PUERTO DE DESTINO…

¡Una Colombia en paz, con más equidad y mejor educada!

¡Una Colombia grande, próspera y justa de la que todos nos sintamos orgullosos!