Una joven embarazada nos cuenta cómo está viviendo la expulsión de su casa en Nueva Jerusalén, mientras una vecina llega a contarle que otra gestante del sector acaba de perder su bebé a causa de los gases lacrimógenes de los primeros días de enero. Tercera entrega del Especial La Tierra Prometida sobre las víctimas de desalojos en el Barrio Nueva Jerusalén
“La gente no se quiere ir”
En los primeros días de febrero pocos serán los que queden en el sector de Nueva Jerusalén, en los límites de Medellín y Bello (Antioquia). El pasado 12 de enero, tres años después de un fallo que obligaba a cientos de personas a dejar el asentamiento ilegal por estar en sitio de algo riesgo, se ordenó el desalojo forzado. El 17 de enero la Fuerza Pública entró al sector con abusos e irregularidades, según denunció la comunidad y confirmó después la Personería de Bello.
En el sitio se han demolido 153 casas de las 175 notificadas, inicialmente. La Oficina de Gestión del Riesgo de Bello informó que el Jardín Botánico se encargará de reforestar la zona, así que sus habitantes, la mayoría víctimas del conflicto armado, buscan alternativas para una vida digna. Una de ellas es Nini Johana, estudiante de ciencias políticas, madre gestante y habitante del barrio hace casi cuatro años. La joven, su mamá y su papa construyeron la casa en 2012. “Ahora nos quieren sacar”, se lamenta y explica que del fallo solo se está cumpliendo el desalojo, porque no hubo plan de reubicación.
En las fotografías los padres de Nini Johana posan en la casa que construyeron con sus manos y sudor y que en unos días no será más que escombros.
¿Cuál es la situación actual?
Ya son muchas familias las que han salido del territorio y han sido revictimizadas porque vienen desplazadas de otras zonas del país y de otros barrios de Medellín. Se supone que esto lo hacen para proteger la vida de las personas que vivimos aquí, pero también la están poniendo en riesgo, porque muchas no tienen un trabajo estable, son madres cabeza de hogar, ancianos, niños discapacitados. Según la sentencia del juez, la administración tenía que hacer un plan concertado de reubicación, pero eso no se ha dado. Se está dando un subsidio por tres meses, pero eso no alcanza porque tendríamos que buscar la otra parte del arriendo, la comida, los servicios. Hay muchas personas que viven del recorrido que hacen para que les den el mercadito todos los días. Están demoliendo las casas de las personas que han salido, según la Administración, voluntariamente, pero no, hemos sido obligados.
¿Y esta casa está notificada?
¡Sí! Mi casa también está notificada. Son 175 casas, pero siguen notificando, entonces no sabemos en realidad cuántas van a salir. Desde el principio tratamos de dialogar con la administración de Bello porque la administración de Medellín no ha puesto la cara en ningún momento. El pasado 12 de enero entraron con toda la fuerza pública a romper con todos los protocolos internacionales y a agredir a la comunidad. El Esmad entró a las 4:30 de la mañana a tirar gases. Es un atropello a la comunidad y a todos los derechos humanos.
¿Y cómo enfrentaste ese momento estando embarazada?
¡No! Fue horrible. Mi papá y unos compañeros defensores de derechos humanos me sacaron corriendo por todo el barrio para no consumir esos gases y que al bebé no le afectara. Sin embargo, en la noche me tocó irme para la clínica porque me dieron contracciones.
¿Vas a salir de acá próximamente, sabes cuándo?
No hemos conseguido para dónde irnos, porque ese subsidio de arriendo no nos garantiza nada y lo que han estipulado para cada familia no alcanza. Del fallo del juez solo están cumpliendo el desalojo, pero no el plan de reubicación. No nos están dando una solución sino que nos están diciendo: ¡Solucionen ustedes como puedan con ese mediocre subsidio!
¿Qué vas hacer?
Vamos a estar hasta que nos saquen por la fuerza como ellos mismos han dicho: “ustedes salen porque salen”.
¿Y el bebé?
Pues esperemos que no se venga en estos días. Está programado para la primera semana de febrero.
Decías que son desplazados…
Nosotros no, pero hay personas que son víctimas de desaparición forzada, de desplazamiento forzado y así. Esta semana Bienestar Familiar se le llevó los cuatro niños a una muchacha de acá. Ella fue a reclamar el subsidio, consiguió una piecita y ya ayer le entregaron los niños, pero cómo va a salir a trabajar para seguir adelante, si los deja solos se los van a volver a quitar. Son situaciones muy difíciles. También hay otra señora con cuatro o cinco hijos. A su esposo lo mataron en Chocó y ya ha sido revictimizada tres veces con esta porque primero se vino de allá para Santo Domingo o algo así, de arrimada. De ahí se vino para acá y ya de aquí no sabemos. Nos dijeron que consiguió una bodega. Porque esa es otra cosa, a las personas no las reciben para arrendar con tantos niños.
¿Cuánto les están dando?
Es de acuerdo al núcleo familiar. Desde 750 mil hasta un millón 50 mil por tres meses. (250 mil por mes)
¿Y las otras personas notificadas qué dicen?
La gente no se quiere ir.
¿Qué quisieras agregar?
La paz empieza por la misma casa. Nosotros, siendo víctimas del conflicto, somos desplazados otra vez por el Estado. La población civil que es la que siempre lleva del bulto en todos los enfrentamientos. La fuerza pública no debería entrar como pedro por su casa sin importarle los derechos humanos. Necesitamos condiciones dignas porque, de alguna manera, ellos son los responsables que no la tengamos.
¿Qué le dirías al alcalde de Medellín?
Que se pellizque, que deje de salir tanto en los medios de comunicación a darse fama de lo que no hace. Que no se haga el de la vista gorda.