Las mujeres en el Proceso de Paz

El movimiento de mujeres logró tener una comisión de género en La Mesa de negociaciones y hacer sentir su voz. Es la primera vez que un proceso de paz en el mundo tiene un organismo de este tipo. 

Por: 
Angie Palacio Sánchez

¡La paz sin mujeres no va!”. Esa fue la consigna del movimiento de mujeres en Colombia desde que comenzaron los Diálogos de La Habana, en noviembre de 2012. Las fotos de los integrantes de cada delegación le daban la vuelta al mundo mientras las mujeres advertían que solo una mujer, una guerrillera, estaba sentada en la Mesa de Conversaciones: la holandesa Alexandra Nariño, nombre de guerra de Tanja Nijmeijer.

A pesar de que las mujeres llevan más de dos décadas proponiendo salidas pacíficas al conflicto en Colombia, y de su obvio protagonismo en la vida social y política del país, no había representación femenina significativa al inicio de los Diálogos de Paz. Hoy siguen siendo mayoría los hombres, y las fotos históricas de camisas blancas y apretones de manos cada tanto en La Habana son protagonizadas por los guerreros de siempre de parte de las Farc y los hombres del poder de parte del gobierno.

De ahí que la participación paritaria en la construcción, implementación, refrendación y verificación de los acuerdos logrados en los Diálogos de La Habana sean tema de preocupación de organizaciones de mujeres que, históricamente, han trabajado por la paz y los derechos humanos en el país. La Red de Mujeres (1995), la Ruta Pacífica (1996), y la Iniciativa de Mujeres por la Paz (2002) son algunas plataformas que le han apuntado, entre otros temas, al cese bilateral, la desmilitarización de la vida civil, la distribución de tierras con equidad, el respeto por el cuerpo, la justicia, los enfoques diferenciales.

Para el momento en que se inició el Proceso de Paz con las Farc, las colombianas ya tenían un amplio trabajo consolidado en varias agendas de paz. Por eso, organizaciones de todo el país escribieron cartas abiertas al Gobierno exigiendo participación paritaria, apoyadas por ONU Mujeres. La expresidenta y directora de esa organización, Michelle Bachellet, habló públicamente sobre la importancia de que las mujeres estuvieran en la Mesa. Entonces, la mandataria dijo que son ellas las que generalmente, en etapa de conflicto y posconflicto, vuelven a pararse y son resilientes.

Antes de terminar 2012, cuando empezó la negociación del principio del fin de la confrontación armada con la guerrilla más antigua de América Latina, la ganadora del premio Nobel de la Paz, Jody Williams, le envió una carta al presidente Juan Manuel Santos reclamando un espacio para las mujeres en La Habana. En abril de 2013, mientras tomaba forma el primer acuerdo parcial sobre desarrollo agrario integral, Pablo Catatumbo y Victoria Sandino llegarona reforzar el equipo de las Farc. El nombre de pila de la segunda mujer que se sentaba en La Mesa es Judith Simanca, quien lleva más de treinta años en las organización.

Entre tanto, en Colombia el movimiento de mujeres invitaba a foros, ofrecía declaraciones y manifestaba que a la Mesa que ellas, la mayoría de las víctimas del conflicto, tenían apuestas políticas que debían ser escuchadas. La Ruta Pacífica de las Mujeres publicó Si ahora no, cuándo, una agenda con propuestas sobre participación política, reforma agraria, justicia transicional y desmilitarización de la vida civil, un informe que representa más de 300 organizaciones y grupos de mujeres de Antioquia, Bogotá, Bolívar, Cauca, Chocó, Putumayo, Risaralda, Santander y Valle del Cauca.

Por su parte, las mujeres de las Farc lanzaron la página web Mujer Fariana, para contar los diálogos desde su perspectiva, porque “Las Farc también tienen rostro de mujer” y para hacer un feminismo “revolucionario y no burgués”.

 

Las mujeres no queremos ser pactadas, sino ser pactantes”

Con el ánimo de que no hubiera más acuerdos sin la perspectiva de género, al finalizar octubre de 2013 tuvo lugar en Bogotá la Cumbre Nacional de Mujeres por la Paz, de donde resultó una agenda nacional consolidada, en la que participaron alrededor 500 mujeres de 30 de los 32 departamentos del país. Con la premisa “Las mujeres no queremos ser pactadas, sino ser pactantes”, las 800 propuestas que se construyeron se le entregaron a la delegación del Gobierno.

En noviembre la Cumbre publicó su declaración La paz y la democracia con las mujeres ¡Sí van!, donde se recogió la experiencia. Las propuestas insistieron en participación equitativa, desmilitarización, cese bilateral, desmantelamiento de las estructuras paramilitares, verdad, justicia y reparación para todas las víctimas y en “continuar construyendo paz desde las regiones y desde lo cotidiano, fortaleciendo las experiencias de las mujeres como constructoras de paz”.

La antropóloga Olga Lucía Ramírez, de la organización Vamos Mujer y quien ha hecho parte de las movilizaciones de las mujeres por la paz, explica que los resultados de la Cumbre les mostró a los negociadores la seriedad de las propuestas del movimiento. “Además, las mujeres representan el 40% de los combatientes de las Farc y ellas también incidieron en que su propia delegación reconociera la importancia de su participación. También funcionarias del gobierno noruego participaron de ese ambiente de presión”.

Pasó un año antes de que la Delegación de Gobierno incluyera mujeres en sus negociadores. El 28 de noviembre de 2013, María Paulina Riveros y Nigeria Rentería se sentaron por primera vez en la Mesa. Rentería renunció finalizando 2014 para ser candidata a la Gobernación de Chocó, y la reemplazó la canciller María Ángela Holguín en mayo de 2015. Hoy María Paulina participa de manera activa en todos las jornadas de conversaciones en La Habana, mientras la canciller asiste ocasionalmente a la par que realiza sus labores diplomáticas por el mundo. Otras mujeres clave en el Proceso aunque no son negociadoras plenipotenciarias, son las abogadas Mónica Cifuentes, directora de la Oficina Jurídica del alto comisionado de Paz e integrante de la Subcomisión del Fin del Conflicto,  y Elena Ambrosio, directora temática de la Oficina del alto comisionado de Paz

De la guerrilla, continúan con mayor protagonismo que en sus inicios Victoria Palmera, y otras guerrilleras como la bogotana Antonia Simón Nariño, quien hace parte de la Subcomisión de Fin del Conflicto; Yadira Suárez, quien presenta el noticiero insurgente, y Sammy Flórez, Milena Reyes y Maritza Sánchez, quienes apoyan tareas de comunicaciones guiadas por Viviana Hernández, una rebelde curtida que se ve día a día en las negociaciones de paz y se ocupa de hacer visibles los temas de género en la web Mujer Fariana. También Camila Cienfuegos quien lidera el trato con la prensa es un rostro de mujer destacado en La Habana, de tú a tú con el equipo de comunicaciones de gobierno y periodistas de todas las nacionalidades.

 

Subcomisión de género: única en el mundo

A mediados de 2014, cuando se iniciaba la discusión del acuerdo de Víctimas, los negociadores anunciaron la creación de la Subcomisión de género: la primera de este tipo en el mundo. El organismo se instaló el 7 de septiembre, con cinco representantes de cada parte y encabezado por María Paulina Riveros y Victoria Sandino. Su misión: garantizar un enfoque de género en los acuerdos parciales que se habían alcanzado y en los futuros.

Marina Gallego, directora nacional de La Ruta Pacífica de las Mujeres, explicó que en gran medida, la instalación de una Subcomisión se debió al trabajo de la Cumbre. “Aceptaron revisar lo pactado e incluir el enfoque de género en lo que venía, porque nosotras llevamos propuestas concretas y estudiadas. No fue algo abstracto como ‘es que queremos que nos reparen la deuda histórica de discriminación…’, no. Esa fue una buena estrategia”.

Para Olga Lucía Ramírez, el Proceso antes y después de la Subcomisión de Género tuvo un gran cambio. “Hay una mirada ya más explícita sobre el enfoque diferencial, está escrito y está plasmado en cada uno de los puntos”.

Esa segunda etapa empezó el 15 de diciembre de 2014, con la primera reunión entre la subcomisión de género y seis representantes de organizaciones de mujeres: Mujeres Arte y Parte en la Paz de Colombia, Asodemuc, la Casa de la Mujer, la Cumbre de Mujeres por la Paz, Iniciativa de Mujeres por la Paz, la Red Nacional de Mujeres y la Ruta Pacífica de las Mujeres. En adelante hubo otras tres reuniones en las que participaron 10 organizaciones más, entre ellas la Red Nacional de Mujeres Excombatientes de la Insurgencia, la Escuela de Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia, Profamilia y la Corporación Mujer Sigue mis Pasos.

En las cuatro audiencias de género, como las llamaron en La Mesa, las colombianas presentaron las apuestas que ya venían discutiendo desde los noventa e hicieron énfasis en el desmonte del paramilitarismo, la creación de una comisión de mujeres para la implementación de los acuerdos y una comisión de la verdad con énfasis en la violencia sexual, así como una declaración explícita contra la discriminación de población LGBTI. La última reunión tuvo lugar en agosto de 2015.

En conversaciones con Generación Paz Victoria Sandino reivindicó la importancia de que las mujeres se organicen y se expresen a favor de la paz. La líder guerrillera saludó el Premio Nacional de Paz que recibió la Ruta Pacífica en 2014: “Es un premio no solamente para la Ruta Pacífica, sino también para las colombianas porque a diferencia de muchos grupos poblacionales, las mujeres en Colombia se han venido expresando con distintas ideologías, de distintas maneras, con sus distintos pensamientos. Hay una identidad total de las mujeres colombianas a favor de la paz y en ese aspecto nos identificamos y recogemos”.

 

Balance en la recta final

Cerca de dos mil víctimas asistieron a los Foros de participación organizados por Naciones Unidas y el Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz de la Universidad Nacional. 60 víctimas más viajaron a Cuba divididas en cinco delegaciones que se reunieron con La Mesa durante 2015. De ellas, el 60 por ciento fueron mujeres.

María Paulina Riveros, quien es además directora de derechos humanos del Ministerio del Interior, desde donde adelanta el proyecto de identificación de desaparecidos, le dijo a El Espectador que de esas visitas la sorprendió la diferencia entre el relato de los hombres y de las mujeres. “Mientras ellos se dedicaban a describir lo que les había sucedido, en ellas encontramos una capacidad de organización y un desarrollo del sentido de la solidaridad impresionante (...) Descubrimos experiencias increíbles de mujeres que han hecho barrios, que han trascendido su dolor para construir tejido social, porque afloran sus condiciones de madre, hija, cuidadora, pero también la de militante, lideresa, defensora de derechos”.

De esos foros, delegaciones y de las cuatro audiencias de género salieron las propuestas que la Subcomisión está revisando en esta recta final de los Diálogos, y sobre lo que tendrá que rendir informes este mes de marzo.

Hasta ahora se conoce que las mujeres rurales cabeza de hogar serán beneficiarias prioritarias de la política de desarrollo agrario integral y que el acuerdo sobre participación política menciona una ley de garantías para organizaciones y movimientos sociales en los que las mujeres participen de forma mayoritaria.

El acuerdo de creación de la Comisión para el esclarecimiento de la verdad, que operará durante tres años una vez se firmen los acuerdos, dice que se asegurará la transversalidad del enfoque de género y que se creará “un grupo de trabajo que contribuya con tareas específicas de carácter técnico, de investigación y preparación de audiencias de género”, que responderá por la revisión de metodologías y la coordinación con organizaciones de mujeres y LGBTI.

También el Sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición se ajustará las características particulares de la victimización en cada territorio, “en especial a las necesidades de las mujeres y de los niños y las niñas”. Todos los acuerdos logrados hasta ahora dicen que tendrán “un enfoque diferencial y de género”. Sin embargo, la Jurisdicción Especial para la Paz no contempla un tribunal especial para mujeres, por lo que será un elemento más para la lucha de las mujeres que efectivamente se garanticen juicios con opción diferencial. Se trata de un reto también para las mujeres víctimas pues, como se sabe, las organizaciones sociales, entre ellas las feministas, podrán acudir a este tribunal para presentar sus acusaciones.

A la par, en el conjunto de la sociedad la reivindicación de derechos de las mujeres continuará en medio de los retos de un país en transición a la paz. La búsqueda de desaparecidos por ejemplo, es liderada en su mayoría por mujeres, así como las organizaciones de víctimas son integradas principalmente por ellas.  Que “este establecimiento colombiano que seguramente se contentaría con migajas empiece a reconocer que necesita reformas muy de fondo” es una apuesta crucial, según Olga Lucía Ramírez, para lo cual se requiere continuar y fortalecer la movilización social y todo escenario de la sociedad civil.