¿Indiferencia? Ni cinco

Aura Saavedra, estudiante de Comunicacion Social y Periodismo de la Universidad de la Sabana, asistió a las marcha por la paz en Bogotá y escribió esta crónica que ahora comparte con los lectores de GeneracionPaz.Co

Por: 
Aura Saavedra

No podía esperar más tiempo para expresar lo que sentí en la marcha universitaria por la paz. Debo admitir que jamás pensé que pudiera llegar a tener tanto alcance, porque los jóvenes solemos ser muy activos en redes sociales, pero poco efectivos a la hora de salir a la calle y exigir nuestros derechos.

Sin embargo, eso no fue lo que sucedió ayer. Después del sin sabor que me dejó el resultado de la votación del plebiscito, la esperanza de poder vivir en un país mejor renació en mi cuando llegué al planetario de Bogotá y me topé miles de jóvenes que al igual que yo, nos congregamos en el centro de la capital para alzar nuestra voz y hacerle saber al gobierno, a la oposición y a las Farc, que no somos apáticos, ni mucho menos indiferentes frente a lo que está sucediendo en el país.

Era tanta la gente vestida de blanco, con flores en la mano, bombas blancas, banderas, velas, antorchas y carteles, que resultó una travesía poder encontrar a mis compañeros, quienes me hacen sentir el corazón lleno de orgullo porque en vez de quedarse en sus casas viendo la marcha por televisión, prefirieron salir a la calle para expresar su sentir.

Todos estábamos ansiosos de empezar a marchar. Prendimos nuestras velas, alistamos nuestro cartel que plasmaba la frase #PidoLaPazYLaPalabra y comenzamos a dar pasos firmes por la carrera séptima. Los puños se alzaron en el aire para pedir silencio por las víctimas, la torre Colpatria rindió homenaje y se iluminó de blanco mientras una bandera de Colombia rodeaba sus empinadas instalaciones, la multitud comenzó a avanzar y los jóvenes, a pesar del silencio, nos hicimos escuchar.

Fue la primera vez en mi vida que vi a los estudiantes de todas las universidades, públicas y privadas, unidas por un mismo fin: la paz. Pero lo que más me sorprendió, fue que los asistentes no solo fuimos jóvenes universitarios. La marcha fue el espacio perfecto para que muchos padres de familia llevaran a sus pequeños hijos, que a pesar de no entender muy bien lo que estaba pasando, decidieron prender una vela e iluminar sus rostros para enseñarnos que ellos son nuestra principal motivación para seguir trabajando y exigiendo un futuro mejor.

También pude ver a varias personas de la tercera edad, quienes después de haber presenciado por décadas los hechos dolorosos que ha dejado el conflicto, aún siguen creyendo que la paz es el mejor camino para Colombia. “Los estudiantes han sido y serán los representantes del pueblo. Vamos x la paz!” decía un cartel que sostenía con firmeza un hombre mayor. Al leerlo, no pude evitar sentir una gran responsabilidad, se me hizo un nudo en la garganta de pensar que estábamos haciendo historia con nuestra marcha y eso fue un motivo más para seguir avanzando en silencio, con la frente en alto.

Fue tan linda y esperanzadora la marcha que incluso, mientras unos seguían atacándose por redes sociales, otros fuimos capaces de unirnos en las calles y tolerarnos a pesar de nuestras diferencias. Un gran ejemplo para los que aún creen que la paz tiene bandos políticos.

Después de caminar más de 15 cuadras, logramos llegar al centro de la democracia en el país. El silencio se rompió y frases como “Esto es por las víctimas”, “No más guerra, queremos la paz” y “Queremos un acuerdo YA” empezaron a retumbar en la Plaza de Bolívar. Era claro el sentimiento que teníamos y todo lo que alguna vez nos separó, quedó olvidado cuando al unísono entonamos con orgullo y alegría el Himno Nacional de Colombia.

Algunos lloramos, otros se abrazaron, los latidos del corazón se aceleraron y unos cuantos en silencio quisieron guardar ese momento en su memoria, pues hace muchos años no había una congregación de tal magnitud. De nuevo, la paz demostrando que es un anhelo que une a millones de colombianos y que no debería ser motivo para ataques verbales, discusiones familiares o conflictos entre amigos.

Con esta marcha hicimos historia. Una vez más quedó confirmado que somos la generación que no quiere seguir llenado las páginas de la historia de Colombia de dolor, tristeza, incertidumbre y violencia. Ayer confirmarnos que las víctimas no están solas, que estamos cansados de esta guerra, y que aunque se prolonguen las negociaciones, los estudiantes y ciudadanos estaremos ahí, trabajando por el futuro del país.

Si tenemos que salir a marchar de nuevo, lo vamos a hacer. Si tenemos que volver a gritar que no queremos más dilataciones en el proceso, lo vamos a hacer. Si tenemos que exigir una y mil veces la terminación del conflicto, seguro lo vamos a hacer. Pero no vamos a permitir que nos quiten de las manos nuestro deseo y anhelo de poder vivir en un país en paz, pues finalmente es lo que queremos TODOS los colombianos.