Luego de tres años de conversaciones privadas y seis meses de la fase pública de los diálogos, la cual inició el pasado 7 de febrero, el gobierno colombiano y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) llegaron a un acuerdo y anunciaron un cese al fuego bilateral temporal entre las partes. El cese iniciará el próximo 1 de octubre y se extenderá hasta el 12 de enero de 2018. No obstante, en rueda de prensa, las partes anunciaron que aunque se pactó de manera temporal, según su evolución, será posible hablar sobre una extensión de su fecha final.
El acuerdo se logró luego de discutir sobre varios puntos: durante el periodo pactado, para el gobierno el ELN debe suspender el secuestro de personas nacionales o extranjeras; los ataques a las infraestructuras, incluidos oleoductos; la siembra de minas antipersona u otros artefactos explosivos; y el ingreso de menores a las filas guerrilleras. Para el ELN el gobierno debe salvaguardar las vidas de los líderes sociales en todo el país por medio de programas de protección, mejorando o reforzando la figura de Alertas Tempranas para prevenir atentados y asesinatos , y mostrar más eficacia en los resultados de las investigaciones por esos casos; mejorar el servicio de salud a la población carcelaria del país en la que también se encuentran miembros de esta guerrilla que están las cárceles, por medio de un programa tipo humanitario que también permita la reubicación de los presos para estar más cerca de sus familias y la seguridad dentro de los complejos penitenciarios; y, por último, garantizar el cumplimiento y ejecución de la ley expedida en Colombia en la que se despenaliza la protesta social.
Por otro lado, y para atender los aspectos logísticos del cese acordado, las partes decidieron extender las conversaciones, las cuales seguirán en Quito, y por ello que anunciaron que el cuarto ciclo dará inicio el próximo 23 de octubre. Con el cuarto ciclo de negociaciones, también arrancará un proceso de concertación y de consulta con la ciudadanía por medio de unas audiencias en las que la mesa negociadora escuchará opiniones y posiciones de diferentes representaciones de la población colombiana.
Dos días antes de la llegada del papa, Colombia recibe esta nueva noticia. "Este no es un acuerdo sobre un silenciamiento de los fusiles, es también y sobre todo, un acuerdo para ir aliviando las tribulaciones de la sociedad civil que es la que más duramente recibe los golpes y la pesadumbre de un conflicto de esta índole. Por eso al lado de los compromisos meramente técnicos de cómo van a cesar las hostilidades de carácter militar, hemos tenido mucho cuidado en que vayan compromisos que las dos partes han acordado para que se implementen a lo largo de la duración del cese al fuego, que tienen que ver con cómo hacer más llevaderos los rigores de la guerra a la sociedad civil", afirmó Juan Camilo Restrepo, negociador por parte del gobierno.
Por su parte, Pablo Beltrán, negociador del ELN, expresó que “para que llegue la paz a Colombia todos tenemos que cambiar y este acuerdo y este hecho es muestra de que sí podemos cambiar y el cambio es en función de que haya un alivio para la población que es la que de manera directa recibe los efectos del conflicto”. Así mismo, anunció que por parte de la guerrilla el espíritu es iniciar con el cese al fuego mucho antes de la fecha oficial y, por tanto, instó al gobierno a adquirir la misma posición.
En la rueda de prensa, las partes también se pronunciaron sobre la necesidad de combatir y frenar al paramilitarismo que se viene extendiendo en Colombia. El cese al fuego bilateral y temporal se pactó por cuatro meses y, con la llegada del papa, se arroja como salvavidas a un proceso que aún no termina de nadar y llegar a buen puerto.
