Aunque el 20 de julio no se firmaron los acuerdos finales del Proceso de Paz en La Habana, como lo había anunciado el presidente Juan Manuel Santos, este Día de la Independencia sirvió para lograr un amplio apoyo a la paz, no solo en la instalación del Congreso y el tradicional desfile militar en Bogotá, sino en las calles de otras capitales y en el campo, donde la sociedad se manifestó en respaldo a los Diálogos de La Habana que andan en su fase final. El Jefe de Estado invitó a soñar un país en paz, y a unirnos en torno a este anhelo y derecho de todos los colombianos.
"Uno debe perdonar lo imperdonable, la base de la paz debe ser la reconciliación, y no solo entre la víctima y el victimario, sino en la sociedad en general".
Así lo expresó Mauricio Lizcano, hijo de Óscar Tulio Lizcano quien estuvo ocho años secuestrado por las Farc, cuando ayer se tomó la palabra en el Congreso de la República. Hoy Mauricio, quien durante el cautiverio de su padre luchó por la libertad de todos los secuestrados y favor de las víctimas de la guerra en Colombia que ya son más de 8 millones, es el Presidente del Congreso. "El proceso de paz no es una traición, los que apoyamos este proceso no somos traidores", agregó la mañana del jueves 21 de julio ante los micrófonos de Caracol Radio, donde le cuestionan porqué pasó de ser Uribista a respaldar las Conversaciones.
Si no apoyamos la paz, lo único que estamos logrando es perder vidas, y perder tiempo para conseguir la paz.
Minutos después del discurso de Lizcano, el presidente Juan Manuel Santo pronunció un discurso humano y profundo: “Hoy quiero convocar a todos mis compatriotas a proteger, a defender, a imaginar, a soñar, a hacer posible el bien supremo de cualquier sociedad, la base fundamental sobre la que podemos levantar un país mejor y más justo: la paz”. Si bien, el mismo Santos había dicho que el 20 de Julio podría llegarse a la firma final de los acuerdos en La Habana, Cuba, los jefes de los equipos negociadores prefirieron no comprometerse con fechas exactas. Humberto De La Calle, jefe de la delegación de gobierno, y "Timochenko" comandante de las Farc, se pronunciaron durante la firma del Cese Bilateral aclarando que sus equipos están comprometidos en sacar adelante los acuerdos lo más pronto posible, sin embargo no arriesgan una fecha exacta.
Ayer, Día de la Independencia y de la esperada firma, tanto militares, como congresistas y sociedad civil en general manifestaron que siguen firmes en su apoyo a la salida negociada del conflicto. En las calles de Bogotá y Medellín, por ejemplo, colectivos de mujeres y defensores de derechos humanos se citaron para manifestarse con música y gritos de paz en favor del SÍ al plebisicito -votación que realizaremos todos los colombianos habilitados en el censo electoral para opinar si apoyamos o no el fin de la guerra-.
En la Colombia rural, como ocurrió en la vereda Pueblo Nuevo de Briceño, Antioquia, los campesinos ondearon banderas blancas y a lomo de mula marcharon por sus trochas empatanadas para decirle al mundo que el fin de las Farc como ejército armado es lo mejor que puede pasarles ahora. Allí se adelanta la sustitución de cultivos de uso ilícito y cerca de allí, en la vereda Orejón, se continúa el desminado humanitario, algunas de los aspectos que muestran los cambios conseguidos con los acuerdos de La Habana en Colombia.
De julio de 2015 a julio de 2015, el desescalamiento del conflicto ha sido palpable. Las acciones violentas de las Farc disminuyeron en un 98%, mientras que los combates entre las Farc y la Fuerza Pública se redujeron en un 91%. En Pueblo Nuevo y cada rincón de Colombia donde la guerrilla y el Ejército han sido el pan de cada día no cabe duda de que los acuerdos de La Habana deben firmarse prontamente, y que la respuesta al Plebiscito es un SÍ. En la Fuerza Pública, aunque persisten divisiones de opiniones, también se apoya la salida negociada. Las muertes de combatientes cayeron en un 94% desde que las Farc entraron en tregua hace un año, mientras que el alivio para los civiles también ha sido grande: En un 98% cayeron las muertes de civiles en medio del conflicto, de acuerdo con cifras del CERAC (Centro de Recursos para Análisis del Conflicto). Todo esto lo recordó el Presidente Santos durante el Día de la Independencia, agregando que:
Este es un momento para unirnos, no para dividirnos, en torno al mayor propósito de nuestros tiempos. La paz que lograremos con la guerrilla, Dios mediante, debemos ambientarla también en nuestros hogares, en nuestros trabajos, aquí mismo en el Congreso, en las calles y en las veredas de Colombia (... ) La paz se hace en nuestros corazones, reconociendo el valor del otro, encontrando la riqueza que trae la diferencia, y creyendo de verdad en que somos capaces de vivir en una sociedad reconciliada.
No nos quedemos anclados en el odio o en el miedo. No nos quedemos enterrados en el pasado. Llegó la hora de concentrarse en las posibilidades del futuro. Llegó la hora de comenzar, unidos, a hacer realidad los sueños, dijo Santos esperanzado en que el Plesbicito resultará favorable a la paz.
Recordando que hace 206 años "un grupo de patriotas cambió la historia de Colombia con su valor y determinación", el Presidente aseguró que hoy “tenemos la oportunidad de oro de consolidar la libertad y la democracia y de poner punto final a una guerra interna que nos ha desangrado por décadas”, recordando que quizá los colombianos nos acostumbramos a la barbarie y “estábamos perdiendo la capacidad de ser compasivos, de indignarnos con la violencia, de sentir el dolor del otro, de conmovernos con su sufrimiento”.
Nos acostumbramos a la guerra y a su lógica de odio y venganza y eso tenemos que cambiarlo. Porque la paz, por difícil que sea alcanzarla, siempre será mejor y menos costosa que la guerra.
Santos, quien hace cinco años decició jugársela por una Mesa de Conversaciones con la guerrilla más antigua y poderosa de Colombia, dijo que hoy ya estamos viendo la luaz al final del túnel, “la luz radiante que nos anuncia el comienzo de un nuevo horizonte para nuestra nación: uno donde no nos matemos por nuestras ideas, donde todos podamos caminar juntos, así pensemos diferente”. Y enfatizó en que la reciente firma del Cese Bilateral al fuego “ha sido la mejor noticia en mucho tiempo para los colombianos”.
La firma del acuerdo final en La Habana, dijo el Presidente, no es la solución a todos los problemas del país, pero sí será el comienzo de un periodo de arduo trabajo para construir la paz en cada rincón del territorio.
Para llevar los servicios del Estado a las zonas más golpeadas por la guerra. Para sembrar en los corazones y en las mentes de todos una cultura de tolerancia y convivencia que reemplace a esa otra cultura de enfrentamiento y exclusiones que tanto daño nos ha hecho.
Durante la instalación del nuevo periodo del Congreso, Santos dijo que el Gobierno seguirá trabajando por el empleo, la reducción de la pobreza, el crecimiento de la economía y el aumento de las oportunidades para los más vulnerables, “pero con una gran diferencia: ya no cargaremos con ese lastre pesado y odioso de la guerra”. Sin guerra, dijo, habrá más recursos para la educación, la salud, la vivienda, la justicia, el campo, la protección del medio ambiente y la cobertura de servicios básicos, e incluso para la seguridad ciudadana, pues los hombres y equipos destinados a enfrentar a las Farc podrán usarse en proteger mejor a los ciudadanos y a combatir los restantes factores de inseguridad.
Necesitamos el esfuerzo de todo Colombia, fue la invitación de Juan Manuel Santos:
Para que la semilla de la paz crezca y se convierta en un árbol fuerte y frondoso que nos dé frutos de desarrollo y progreso social.