El pueblo colombiano está de pie. En medio de la incertidumbre por lo que sigue para implementar el Acuerdo con la guerrilla de las Farc, surgen masivos e impresionantes expresiones de la sociedad civil para exigir su derecho a la paz. La Colombia humilde, solidaria, inteligente, humana y luchadora empieza a mostrar su tezón al mundo.
Una enorme movilización vive el país desde este domingo, cuando el acuerdo de paz para que las Farc entreguen las armas y vuelvan a la democracia quedó en vilo por un estrecho margen de votos que dieron ganador al NO en el plebiscito.
Jóvenes, organizaciones estudiantiles, sociales y de víctimas, crearon la iniciativa #PazALaCalle y convocaron marchas, asambleas y unión del pueblo que exige que la paz no nos sea arrebatada por una decisión que apenas afecta la legitimidad del Presidente.
Cientos de miles de ciudadanos marcharon con velas este miércoles atiborrando la carrera séptima en Bogotá y la Plaza de Bolívar, que no alcanzó a albergar los ríos de colombianos que se unieron para expresar: esta paz es nuestra. En simultánea, multitudinarias manifestaciones se dieron en otros capitales. En Medellín, la cita es este viernes 7 de octubre desde las 3pm en la Plaza de las Luces, frente a la Alpujarra. Y desde las 4pm en el Parque de los Deseos. Ambas marchas se encontrar para llegar al Teatro Pablo Tobón Uribe hacia las 7pm.
Además de personas que por años han trabajado por la paz y respaldaron los Diálogos de La Habana, miles de ciudadanos de a pie se sumaron indignados porque 55 mil votos de diferencia en el Plebisicito puedan echar marcha atrás cuatro años de logros históricos.
Más que nadie, los jóvenes en masa están mostrando que tienen conciencia de que el futuro del país les pertenece y están en nuestras manos.
Pese a que el debate jurídico y técnico sobre si el Plebiscito invalida por completo el documento de 287 páginas firmado el pasado 26 de septiembre en Cartagena apenas empieza a darse y tiene confundido a más de uno, los colombianos que anhelan paz tienen claro que el Acuerdo Final con las Farc es lo mejor que le ha podido pasar a este país por décadas incendiado de violencia.
El Acuerdo, que a medida que se fue pactando siempre fue público, representa no solo una negociación impecable y limpia con acompañamiento internacional, sino que refleja las luchas históricas y la participación directa de la sociedad civil colombiana en cada punto del mismo.
Las víctimas, las mujeres, los campesiones, los afro, los indígenas, las universidades, los defensores de Derechos Humanos, los trabajadores, hicieron parte de la Mesa en diversos momentos y por lo tanto, el Acuerdo no puede desconocerse ante el resultado de un plebiscito que, de acuerdo con la misma Corte Constitucional, avala o legitima la decisión del Ejecutivo, es decir, del Presidente.
Como se sabe, las demás ramas del poder, entre ellas el Congreso, continúan con sus atribuciones cotidianas -para hacer posible todas las medidas necesarias para la implementación de lo pactado. Se trata ahora de voluntad política.
Todo esto expresan las voces a favor de la paz hoy volcadas a las calles, quienes exigen además que el Cese al fuego definitivo entre el Estado y Farc no se detenga. Este martes, Juan Manuel Santos anunció que por su parte el Cese va hasta el 31 de octubre próximo generando zozobra en las poblaciones rurales, y rechazo entre comunidades que, como Bojayá, votó en un 98% por el SÍ y hoy exigen no tener que mendigarle su derecho a la paz a las capitales urbanas indolentes ante sus tragedias, las mismas que están dispuestas a perdonar a Farc y demás responsables.
Por su parte, la guerrilla pidió a sus hombres replegarse más no tomar acciones ofensivas ni posición de combate, mientras Timochenko preguntó si así las cosas, después del 31 de octubre, volvemos a la guerra.
Gobierno, partidos políticos, iglesias y diversos sectores convocados a dialogar esta semana en Casa de Nariño y la guerrilla misma desde La Habana, han manifestado su compromiso con la paz. Sin embargo, el partido Centro Democrático que lideró la campaña por el no no presentó aún alguna propuesta concreta y dijo esta noche que hasta el próximo lunes la tendrá lista. Además, se ha conocido por su gerente de campaña Juan Carlos Vélez, que se basaron en las mentiras y desinformación para lograr que la gente tuviera miedo y "saliera a votar verraca" lo cual le costó el cargo al señor Vélez y la evidencia pública de posible fraude electoral del uribismo en este caso.
Las víctimas, mujeres, los jóvenes y los campesinos y ciudadanos que votaron sí ven hoy con indignación que sea ese sector, abiertamente tramposo en la campaña y la política, quien esté liderando las propuestas de posibles cambios al Acuerdo Final. Y han dicho desde inicio de semana que exigen participación directa en las conversaciones que se están dando ahora y en una posible futura re negociación.
Mientras algunos preparan demandas y recursos jurídicos para revisar el plebiscito, repetirlo quizá a raíz de que dos millones de colombianos no pudieron votar por el paso del Huracán Mathew, o implementar el Acuerdo Final por vías ordinarias, el pueblo sigue en las calles gritando #AcuerdoYa y #GuerraNuncaMás.
Además de Bogotá donde unas 100 mil personas marcharon el martes, instalaron un campamento de paz en Plaza de Bolívar y otras cientos se reunieron la noche del miércoles a la Asamblea de Paz en la calle, también el pueblo se pone de pie en Cali, Popayán, Quibdó, Cartagena, Pasto, Villavicencio, Pereira, Bucaramanga, Santa Marta y Manizales. Así mismo, en otros puntos del mundo se unieron a la exigencia de respetar los logros del Acuerdo Final de Paz, y no dejar en manos de unas élites el rumbo de la paz de Colombia. Fue el caso de París, New York y Holanda. También, hay actividades programadas en Barcelona, Sao Paulo, Amsterdam, Edimburgo, Madrid, Río de Janeiro, Melbourne y Berlín.
La comunidad internacional ofrece cada día más espaldarazos a nuestro país en estos momentos decisivos, e impulsa a persistir en la búsqueda de la salida negociada al conflicto. Es el caso de Naciones Unidas, OEA, Fondo Monetario Internacional, y diversos gobiernos y ongs del mundo que hacen llegar sus mensajes de aliento. De todas formas, el devenir de nuestra historia está entre nosotros.
Artistas, maestros, funcionarios públicos, amas de casa, ingenieros, taxistas, albañiles, líderes campesinos, estudiantes, médicos, y toda clase de ciudadanos hacen parte de esta gran porción de pueblo colombiano que enseña coraje y profunda convicción sobre el valor de la vida y la solidaridad con los hermanos colombianos que han sufrido y seguirán sufriendo las consecuencias de este conflicto que golpea a los más pobres y débiles, mientras los empresarios y élites financian campañas contra la paz para proteger sus intereses.
Retirar el punto de Desarrollo Agrario Integral que prentende darle dignidad al campesino y volver a las víctimas sus tierras, es uno de los asomos de propuesta del sector del NO y que las víctimas consideran inmoral como el de solo juzgar a la guerilla y no a los demás responsables de la guerra.
Como dijo María José Pizarro, hija de Carlos Pizarro presidenciable asesinado pocos días después de entregar su arma guerrillera, es el momento de que Colombia demuestre de qué esta hecha. Que no se detenga la esperanza. Que nuestro momento es hoy.
Y que la luz de cada ser amado que la guerra nos ha quitado nos ilumine para continuar esta lucha. La paz sigue en nuestras manos.