La racha de homicidios a líderes sociales en Colombia continúa y llegó a la ciudad. Tras el asesinato de Alicia en Medellín, la Fiscalía respondió acusándola de haber sido miliciana en la comuna 13. Oriunda de Chocó, su familia fue amenazada y pide al Estado protección y desmentir los señalamientos contra la víctima. Ruth Alicia López Guisao tenía 32 años y representaba la lucha de los jóvenes, las mujeres y los indígenas. Este contenido hacer parte del Especial #AvanzaLaPaz. Campaña #YSiMeMatan
Donde Naza. Allí saboreó Alicia, por última vez, un café caliente. La mujer, que ahora vivía en el Chocó, andaba por Medellín trabajando, como desde que se hizo una jovencita, en proyectos comunitarios.
Este jueves 1 de marzo salió temprano de casa. Se detuvo en la tiendecita estrecha del barrio de su madre, el Olaya Herrera -uno popular en la ladera montañosa del occidente- y pidió un tinto. Eran las ocho de la mañana. Desde hacía un rato unos hombres la esperaban en el paradero de bus, justo en frente; y entonces se acercaron -capuchas en el rostro- y comenzaron a disparar. El cuerpo sin vida de la mujer de 32 años fue levantado más tarde por el CTI de la Fiscalía que hasta final de la tarde no daba razón de su identidad.
-Que si saben algo de la lideresa. Que si pueden confirmar algo- Preguntábamos los periodistas sacando respuestas entre los mismos reporteros.
Desde medio día circulaba en internet un párrafo donde Congreso de los Pueblos lamentaba informar que una víctima más de la "guerra sucia" se cobraba, ahora por primera vez en una ciudad capital. Los periodistas hacíamos preguntas, mientras unos, sin leer bien, empezaron a creer que se trataba del primer integrante de Farc víctima de homicidio durante la Implementación de la Paz. Rápidamente la Jefa de Prensa de esa organización resolvió la duda.
No, Alicia nunca empuñó un arma para defender sus ideales. Lo hizo al pulso de la palabra y los pies en la calle como le enseñó su madre, doña Rosa, hoy amenazada de su muerte junto a su otra hija a quienes les llamaron horas después del homicidio para advertirles: no las queremos ver en un velorio, también les damos. Mientras la familia buscaba refugio seguro, los integrantes Congreso se ocupaban de difundir el mensaje:
Con mucha tristeza e indignación recibimos y transmitimos la noticia del asesinato de la compañera Alicia López Guisao quien acompañaba la ejecución del proyecto Cumbre Agraria y Gobierno Nacional con Asokinchas – CNA en el departamento del Chocó
-Es Ruth Alicia- precisó Adriana -fotógrafa- en el chat de prensa de Fiscalía de Medellín- pero el homicidio no fue en un taxi.
Más tarde vimos en sus fotos un traje blanco de plástico que envolvía el cuerpo de la mujer, ahora tan frío como el de otros 25 líderes sociales asesinados este año en todo el país. Mientras tanto, la entidad insistía en que no tenía confirmación de la muerte y, al caer la tarde, rompió el silencio en rueda de prensa mientras la morena yacía ya en una camilla metálica en unos bloques contiguos.
Pero la Fiscalía no se refirió a las investigaciones. No negó la sistematicidad en los homicidios de líderes sociales como lo han hecho en otras ocasiones. Pero tampoco explicó cómo abordarán la pesquisa ni quiénes pudieron quizá ser sus asesinos, esos que quedaron incluso registrados en cámaras, y esos que no se ven por ningún lado pero están dando las órdenes para acribillar los que defienden la implementación del acuerdo final de Paz entre gobierno y Farc. Desde el búnker y ante la prensa local, Claudia Patricia Carrasquilla, la directora seccional de Fiscalías Medellín, apenas dijo:
Lo que se pudo recoger frente al trabajo de campo en la muerte de esta persona es que ella es una líder que tenía en la ciudad de Medellín unos centros de afrodescendientes e indígenas... Se pudo determinar que en el pasado fueron de los Comandos Armados (del Pueblo -CAP) de las milicias urbanas, pero esa es toda la información que tenemos.
En el noticiero regional más visto las palabras de la Directora retorcieron la herida de familia y dolientes. Después de la emisión de las noticias, Adriana Arboleda, de la Corporación Jurídica Libertad (CJL) explicaba a los integrantes del Comité de Memoria de la Comuna 13:
Frente a los señalamientos de la doctora Claudia Carrasquilla, Directora Seccional de Fiscalías, contra Ruth Alicia y su familia de pertenecer a las milicias debo decir lo siguiente: En la Corporación conocimos el caso muy de cerca, éste se inscribe en el marco de una serie de señalamientos a jóvenes de la Comuna 13 y sus barrios aledaños en el año 2002. Muchos de estos jóvenes fueron desaparecidos, asesinados o debieron desplazarse, en particular con Alicia la defensa penal la realizó la CJL y se logró demostrar que era un montaje y fue absuelta.
Entre tanto, de los autores del crimen Fiscalía no dijo nada. De Donde Naza los hombres salieron como si nada. No se escuchó mucho. Con un silenciador , una 9 mm y ocho disparons terminaron con la vida de la joven que trabajaba con indígenas y afros y que, como su madre, luchaba duro por el bienestar común, primero en la vecina Comuna 13 de Medellín donde fueron perseguidas hasta incluso llegar a la detención de Alicia en una de esas capturas y proceso del 2002. En ese año oscuro para los más humildes de Medellín se realizó en la Comuna 13 una docena de operaciones militares que estrenaron la política de seguridad democrática del ex presidente Álvaro Uribe.
Operación Orión -realizada según "Don Berna" entre paramilitares y Ejército- cerró ese ciclo de horror dejando cientos de desplazados y víctimas documentados por la prensa, organismos internacionales y el Centro Nacional de Memoria Histórica en diversos informes, entre los que se cuentan cientos de artículos, enrevistas, investigaciones académicas posteriores que señalan la existencia de la fosa común más grande Colombia y la exigencia de continuar la búsqueda (hoy detenida) de los desaparecidos desde 2002 cuyos cuerpos estarían en la llamada Escombrera.
Alicia -como tantos jóvenes que han resistido sin armas en este rincón también de luz y arte que es la Comuna 13- se sumó al grito de las mujeres que hoy acompañan a la madre en su dolor. Las manos de los más aporreados por la guerra rural y urbana se juntan una vez más para soportar la tragedia del ciclo que no cesa: muerte a los que defienden los Derechos Humanos y defienden un acuerdo de paz en rincones donde ni siquiera el Estado ha conseguido llegar. Es el caso de la 13 y el barrio Olaya Herrera, donde son los criminales los dueños y señores de las calles. Según el portal Análisis Urbano, los responsables serían Los Pesebreros -herederos del dominio paramilitar que llegó a la zona con Orión- y que dominan el territorio donde ocurrió el homicidio. Hasta periferias como esta tienen que llegar familias humildes como la de Alicia buscando resguardo tras ser expulsados violentamente de sus tierras fértiles.
Ruth y su familia han sido reconocidos líderes comunitarios, sobrevivientes de la Unión Patriótica, que se han destacado por su espíritu de servicio social y solidario en los diferentes lugares donde se han visto obligado a habitar. Por tal razón en reiteradas ocasiones han sufrido amenazas, persecución y desplazamiento por parte de estructuras paramilitares, inicialmente fueron desplazados de la región de Urabá, por lo que llegaron a la Comuna Trece de Medellín donde la familia lideró proyectos comunitarios de salud y educación hasta el año 2002, cuando fueron nuevamente amenazados y desplazados en desarrollo de la Operación Orión. Actualmente, Alicia vivía en el departamento de Chocó donde realizaba trabajo comunitario.
Así lo explican en comunicado el Congreso de los Pueblos y otras cuarenta organizaciones que lo firman convencidas de que, aunque algunas voces del poder nieguen la sistematicidad en los crímenes contra líderes, estos son asesinatos planeados y tiene como interés sabotear la paz. En la opinión de la Organización Indígena de Antioquia:
Esta muerte se suma sin duda alguna, al exterminio silencioso de los líderes sociales del país.
El año pasado, según Somos Defensores, 80 líderes fueron asesinados en todo el país.Desde 2002, la suma de homicidios a líderes asciende a 500. "Y esa lista crece a lo bestia, como si nada", sentencia con molestia la presentadora de la columna "La Pulla" de El Espectador este 2 de marzo agregando que:
El Estado no ha sido capaz de hacer que no maten a esta gente y la sigan matando.
En diálogo con GeneracionPaz.Co Verónica Agudelo, integrante de Congreso de los Pueblos en el Valle del Aburrá, dijo que no querían especular sobre posibles móviles o detalles. Y aseguro que Congreso no ha recibido amenazas en la ciudad ni Antioquia, pero sí otras organizaciones del departamento, así como su movimiento está amenazado en otros lugares del país. A la fecha no se conoce que Ruth Alicia López -pelo lacio, ojos indios, colores en el cuerpo- estuviera amenazada de alguna manera. Hoy son su hermana y su madre quienes acuden a las autoridades, a la par que las organizaciones exigen respeto por parte de Fiscalía y actuación efectiva del Estado no solo para aclarar su muerte, sino para desmentir que Alicia hacía parte de las milicias y proteger la vida de las sobrevivientes.
Su alegría y fuerza creadora quedarán en los recuerdos de quienes continúan la lucha por la paz sin armas. Su memoria será alimento para momentos en que, como ahora, la fuerza de la violencia campea Donde Naza y donde sea sin que las autoridades logren capturas o, al menos, palabras de compromiso para frenar esta máquina de muerte que tiene nombre propio.
Foto: Tomada de Web Corporación Jurídica Libertad