La marcha de las farc hacia la vida civil y la política sin armas es el mejor símbolo del Proceso: Naciones Unidas

Palabras de Jean Arnault de Naciones Unidas durante el acto de dejación de armas en La Elvira, Cauca, donde por primera vez se permitió a la prensa registrar el momento.

Por: 
Naciones Unidas

Amigos de la Paz y Amigos de la Prensa

 

Permítanme en primer lugar dirigir a todos ustedes un saludo cordial de parte del Secretario General de las Naciones Unidas, tanto a ustedes como a las delegaciones de las dos partes que se encuentran actualmente en la ciudad de Cali, siguiendo atentamente este evento. Un saludo especial a sus excelencias Felipe González y Pepe Mujica, con quienes compartimos la honrada tarea de servir al proceso de Paz de Colombia, como verificadores internacionales.

Quiero aprovechar la oportunidad de esta ceremonia para realizar un breve balance del proceso de implementación, en la parte que toca más directamente a la Misión de las Naciones Unidas: la implementación del cese al fuego y de la dejación de armas.

Ha habido muchos acontecimientos, tantas peripecias en estos últimos meses, que cuesta creer que todavía no ha transcurrido un año desde la firma del Acuerdo de Cese al Fuego y de Dejación de Armas en La Habana, el 24 de junio del año pasado.

Al igual que la negociación, la implementación del Acuerdo no ha sido exenta de episodios de desaliento, de momentos de escepticismo, tanto para los actores del proceso como para los observadores.

Y seguramente habrá otros momentos difíciles.

Sin embargo, si algo ha caracterizado al proceso de paz de Colombia, es la determinación del Gobierno de Colombia y de las FARC-EP de persistir y de superar una y otra vez los desafíos en el camino de la Paz.

La hoja de ruta del 29 de mayo es la última manifestación de esta determinación de ambas partes.

El resultado de esta determinación está a la vista: el Acuerdo generó muchas expectativas y las está cumpliendo. Y en estos días, la marcha de las FARC-EP hacia la vida civil y la política sin armas es posiblemente el mejor símbolo de este proceso.

Recuerdo brevemente las etapas de este recorrido desde la firma del Acuerdo el 24 de junio:

  • En agosto del año pasado se firmó la declaración del cese al fuego bilateral y definitivo. Y con pocos incidentes, que fueron resueltos gracias a la presencia y a la acción del Mecanismo Tripartito de Monitoreo y Verificación, el cese al fuego ha sido respetado.
  • Y quiero aprovechar esta oportunidad para expresar en nombre de Naciones Unidas nuestro reconocimiento a los componentes de Gobierno y de FARC y a la UNIPEP, cuyo desempeño impecable ha contribuido al éxito de este cese al fuego y al fortalecimiento de la confianza entre quienes hace muy poco tiempo todavía se combatían unos a otros.
  • En octubre, a pesar de los resultados del Plebiscito, se realizó el pre agrupamiento de las FARC-EP en más de 60 puntos.
  • En febrero de este año, casi 7.000 guerrilleros y guerrilleras llegaron en forma ordenada a las 26 zonas y puntos veredales.
  • En marzo, la Misión de las Naciones Unidas registró más de 7.000 armas en los campamentos. Destacamos que con el registro por las Naciones Unidas de al menos 1 arma por hombre, el proceso de Colombia cuenta entre los más exitosos de los procesos verificados internacionalmente.
  • En abril, se inició la transferencia del armamento a la Misión de las Naciones Unidas.
  • Y este mes de junio, somos testigos de la etapa final del proceso: la dejación de armas individuales, con 30% de estas armas ya almacenadas en los contenedores de la Misión; la llegada a las zonas y puntos veredales de 2800 milicianos que realizarán su tránsito a la vida legal; y la aceleración de la extracción de caletas.

    Pero no dejemos que la contabilidad de las armas eclipse el significado profundo del cumplimiento del Acuerdo del Cese al Fuego.

Para los integrantes de las FARC-EP se trata de una oportunidad de incorporarse plenamente en condiciones de seguridad y dignidad a la vida civil y política del país.

Es una oportunidad para el actual gobierno y los gobiernos que le sucederán de afianzar la paz y la reconciliación, y de invertir los recursos de la nación en la construcción de una sociedad plenamente integrada y justa.

Es una oportunidad -y posiblemente es el punto más importante- para las comunidades en los territorios más afectados por el conflicto, como esta, de vivir al final una existencia exenta de violencia.

Con estos propósitos la comunidad internacional, el Consejo de Seguridad, el Secretario General de las Naciones Unidas están plenamente identificados. Y hoy quiero resaltar que Colombia puede contar con su total respaldo para lograrlos. Muchas gracias.

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