El último ciclo de los Diálogos de Paz

Este miércoles 2 de marzo se retomó el último ciclo de los Diálogos de Paz en La Habana, tras las críticas desatadas por la visita de los comandantes de las FARC-EP a La Guajira que provocó la exigencia de Gobierno de no realizar política con armas. El 23 de marzo se sabrá si hay acuerdo final, como espera Santos, o se anunciará el Cese Bilateral del Fuego como algunas fuentes han señalado a GeneraciónPaz.Co. En Colombia, entre tanto, ebulle la esperanza de paz y el trabajo de la sociedad civil que se prepara para el silencio de los fusiles. 

 

Por: 
Katalina Vásquez Guzmán

Desde el miércoles 2 de marzo se retomaron los Diálogos de Paz en La Habana, Cuba, donde unos 50 guerrilleros y guerrilleras de las Farc viven desde noviembre de 2012 cuando se instaló la Mesa de Conversaciones para la terminación del conflicto. Hasta allí regresó este martes la Delegación de Gobierno para continuar las discusiones de los pendientes que faltan por acordar entre los seis puntos contenidos en el Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una paz estable y duradera. A la fecha cuatro puntos se han cerrado y restan dos. Es decir, el 70% de la agenda ya se ha acordado, aunque de manera previa y con salvedades pues, como dictan las reglas del juego aceptadas por las partes, "nada está acordado hasta que todo esté acordado". 

Desarrollo Agrario Integral, Drogas ilícitas, Participación Política y Víctimas (que incluye el polémico acuerdo sobre Justicia) son temas pactados ya. En ellos la Mesa se ha tomado tres años y cuatro meses de cara a caras en el que participan hasta 10 representantes de cada delegación. El tema Víctimas, quinto punto de la agenda, fue el más extenso de tratar (más de un año), por lo cual se comenzó paralelamente a negociar la agenda restante: Fin del Conflicto e Implementación, Verificación y Refrendación. De allí surgió el Sistema Integral de Justicia que incluye la Jurisdicción Especial para la paz donde quedó claro que, con las Farc, la justicia será restaurativa por lo que no irán a las distintas cárceles de Colombia donde hoy día el hacinamiento, la corrupción, la violación de derechos humanos y en conjunto el drama humanitario es enorme.

También del acuerdo de Víctimas se deriva la Comisión de la Verdad que entraría en funcionamiento tres meses después de firmados los acuerdos, y se pactan las penas privativas de la libertad de los guerrilleros en “zonas de concentración” o “territorios de paz -terrepaz” como los ha llamado la insurgencia. Ayer justamente comenzó la verificación de la Misión de Naciones Unidas que vigilará el cese al fuego y la dejación de armas, y que comenzó con la observación del cese unilateral decretado por las Farc hace aproximadamente 90 días.

Gracias al silencio de los fusiles rebeldes en territorio colombiano, que se correspondió con el pacto de desescalar en el país y acelerar en La Habana, Colombia alcanzó el menor nivel de violencia ejercido por esa guerrilla desde 1975, según el Centro de Recursos para el Análisis de Conflicto (CERAC), que además no reportó ningún hecho violatorio del desescalamiento del conflicto en su último informe de monitoreo, que va del 21 de enero al 20 de febrero pasado. (Click aquí para ver Moniteros Detallados del CERAC)

Que se callen las armas de las Farc definitivamente es lo que esperan los abanderados de la paz, y en especial los habitantes de los territorios donde tiene presencia esa guerrilla y que viven los embates de la guerra día a día.

Colombia y el mundo a la espera del Acuerdo Final

Por nuestros ríos caudalosos, en las cordilleras, por las llanuras, junto al Mar, muy cerca a las trincheras, las comunidades están atentas a la información de parte del Estado sobre dónde, finalmente, serán reunidos los 7 mil combatientes que tendría las Farc en todo el país para la dejación de armas y la privación de libertad. Lo que sea sabe es tan poco como lo que se decía del Proceso de Paz en sus inicios, cuando iniciaron los diálogos con el principio del hermetismo y la confidencialidad absoluta. (Click aquí para ver Informe de GeneraciónPaz.Co sobre Zonas de Concentración)

A más de cuatro años de comenzados los acercamientos, se sabe que el mismo Presidente Juan Manuel Santos fue quien tuvo la iniciativa de enviar cartas secretas al grupo insurgente en 2010 para que en 2012 Enrique Santos, su hermano, sirviera de emisario y concretara la voluntad de la guerrillerada de sentarse a dialogar. Y es Santos y su equipo de negociadores quienes anuncian ahora que el 23 de marzo próximo, es decir, en 20 días, estaría listo seguramente el Acuerdo Final. Sin embargo, las Farc han sido reacias a confirmar la fecha y han dicho, más bien, que falta buen tiempo para discutir los dos temas restantes que, justamente por su complejidad, se dejaron para el final. Así lo ha dicho el asesor jurídico de las Farc, el abogado español Enrique Santiago quien estuvo en Bogotá la segunda semana de febrero reunido con defensores de presos políticos a quiénes detalló que, según sus cálculos, el 23 no estarán listos los acuerdos últimos.

En diálogo con GeneraciónPaz.Co y colectivos de Derechos Humanos en la capital, Santiago afirmó que es muy improbable que para esa fecha se hayan resuelto los nudos de la negociación hoy: mecanismo de refrendación (gobierno propone plebiscito y Farc, referendo para una Constituyente), así como dejación de armas, garantías de seguridad y desmonte de paramilitarismo. También dijo que un Acuerdo Humanitario sería una manera sólida de implementar jurídicamente los acuerdos de La Habana en Colombia.

Por su parte, el grupo de prensa de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz ha dicho que las reuniones que comienzan esta semana van, por lo pronto, hasta el 23 de marzo, fecha en que esperan anunciar un acuerdo final. Mientras, fuentes cercanas a Generación Paz aseguran que lo que partirá la historia de Colombia en dos en esa fecha no será el fin de los Diálogos de La Habana, sino el anuncio del cese bilateral.

Hace siete meses la guerrilla decretó su cese unilateral tras varias crisis en los DIálogos pues fue blanco de críticas porque, mientras en la isla hablaban de paz, en Colombia seguían ocurriendo tragedias a manos suyas por la fuerza de la violencia que protagonizan hace 50 años. Fue el caso del homicidio de 11 soldados en Cauca, a quienes atacaron al amanecer en un coliseo deportivo de la vereda Buenos Aires. Muchos repudiaron a las Farc y otros señalaron que el Ejército les hostigó días previas y se refugió en medio de la población civil. El caso del General del Ejército Rubén Darío Alzate quien perdió su libertad por semanas a manos de guerrilleros en Chocó, junto a una civil y al tiempo que soldados en las mismas condiciones en Arauca, también hizo temer por el rompimiento de este, el tercer Proceso de Paz con las FARC-EP.

La más reciente tensión de estos Diálogos fue la visita de Iván Márquez, el jefe de la delegación de las Farc en La Habana, junto a Joaquín Gómez, Jesús Santrich y otros miembros del Secretariado fariano, quienes se vieron con hombres uniformados y armados en el corregimiento de Conejo, en La Guajira, invitando a la gente a apoyar el Proceso y promoviendo una Asamblea Nacional Constituyente para refrendar los acuerdos. Una vez más, el rol de Cuba y Noruega, países garantes, fue crucial para superar la crisis y las partes volvieron a La Habana pactando nuevas reglas de juego frente a la contundente exigencia de gobierno: Política sin armas.

Qué dice la gente sobre el Proceso

Aplausos y esperanzas por un lado, y lluvia de críticas en otros sectores, sigue recibiendo el Proceso de Paz por quienes ven con desconfianza la capacidad de diálogo entre los que históricamente han sido enemigos. Amplios sectores de Colombia, como las víctimas que viajaron a La Habana, respaldan los Diálogos que intentan poner fin a la lucha armada de la guerrilla más antigua de América Latina para que continúe sus aspiraciones en la política, en la democracia, y así se evite el desangre del país y se promueve la garantía de derechos para los colombianos en especial los más vulnerables que han quedado en medio del fuego cruzado por más de cinco décadas: Campesinos, indígenas, mujeres y afros especialmente. Para ellos, los principales habitantes de las zonas rurales de Colombia, lo que sigue después de logrado un acuerdo final en La Habana es todo un enigma.

GeneraciónPaz.Co habló con pobladores y líderes sociales de Ituango, en Antioquia, donde tiene presencia las Farc y donde se rumora se inslatará una Zona de Concentración. Y declaran no haber sido informados aún por el gobierno ni por nadie sobre la veracidad de esa información. Si tendrá que salir de sus tierras o no, tampoco es una certeza. Y si, en caso de quedarse, tendrá que trabajar con las Farc, es otra inquietud del momento.

Los indígenas, por ejemplo, han rechazado la idea de que 1300 guardias del departamento de Antioquia custodien los Territorios de Paz donde habitarían los desmovilizados de Farc. Aida Suárez Santos, presidenta de la Organización Indígena de Antioquia (OIA), dijo este lunes que se suma las declaraciones de la Organización Nacional Indígena de Colombia, en las que expresa que  “la guardia indígena está creada para la protección y defensa territorial y no para custodiar las denominadas zonas de concentración (...)  Así mismo señaló, que la implementación de los acuerdos en territorios indígenas no se puede realizar sin antes ser aprobada con las bases sociales del movimiento, a través de la consulta previa, ya que son las que han tenido que vivir en carne propia, el flagelo de la guerra y las que estarían afectadas directamente, si dichas zonas de concentración son ubicadas en territorios ancestrales”.

Organizaciones de afrocolombianos también se manifestaron recientemente diciendo que nadie les ha preguntado aún si quieren o no una de éstas zonas en sus territorios. Armando Benedetti, congresista, expuso que “es importante que los despejes no se vayan a hacer en donde han estado históricamente los negros y los indígenas” detallando que “en el caso de los negros es porque el 30% de los desplazados de este país pertenecen a esa comunidad, ellos son los que más han sufrido el conflicto”.

Verificación de ONU y avances locales

Entre tanto, un grupo de diez personas de ONU inició la verificación del cese bilateral al fuego en Colombia. Cinco están en Bogotá y cinco tendrán sede en el resto del país bajo el liderazgo de Jean Arnault. Serán ellos quiénes, después de firmarse en La Habana el acuerdo final de paz, van a verificar las zonas de concentración y la dejación de armas de la guerrilla. Esta comisión de Naciones Unidas también tendrá presencia en Medellín, Bucaramanga, Valledupar, Florencia y San José del Guaviare.

Mientras, en Briceño, Antioquia, se espera la continuación del desminado pactado en La Habana y que se estaría retomando hacía dos semanas sin cumplimiento. En La Escombrera, en Medellín, también siguen a la expectativa de la continuidad de las excavaciones de la llamada fosa común más grande del mundo donde víctimas señalan que hay 300 cuerpos enterrados desde la Operación Orión ordenada por Álvaro Uribe Vélez en 2002. Al otro lado del país, en La Macarena, Meta, se culminó hace seis días con la exhumación de 66 cadáveres como parte de las medidas logrados en el Proceso de Paz.  Y, en diversas zonas del país, el Ministro del Posconflicto explica los retos de la construcción de paz territorial que lidera su cartera creada recientemente. Ayer dijo que con la firma final en Cuba se avecina, por ejemplo, el fin del servicio militar obligatorio.

En el Congreso, por su parte, sigue el curso de la Reforma a la Ley de Orden Público que este 1 de marzo aprobó en primer debate las zonas de concentración. A la par del trámite de la reforma, la Misión de Observación Electoral presentó sus propias conclusiones sobre el revolcón que, según ellos, deberá pasar en el país para implementar los acuerdos firmados en La Habana. “Se tendrían que hacer 5 actos legislativos, la reforma al CNE, la creación de Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz, desligar la obtención y conservación de la Personería jurídica de las agrupaciones políticas del requisito de superación del umbral, nuevas reglas de juego para el reconocimiento de agrupaciones políticas pequeñas y el régimen de transición de fortalecimiento de las organizaciones sociales y políticas a través de la financiación y estímulo de sus programas”, declaró Alejandra Barrios directora de la Misión.

El país se mueve por la paz

Todo lo anterior sucede mientras los militares detenidos en prisiones regulares son trasladados, desde ayer, a guarniciones militares, pues así lo ordenó el presidente Juan Manuel Santos, tras conversar con oficiales y suboficiales sobre el proceso de paz en la ciudad de Santa Marta. De acuerdo con El Espectador “el plan 100 está divido en tres fases: la primera, en la que se adelantarán 100 traslados en el transcurso del mes marzo; la segunda, se llevará a cabo entre junio y julio; y la tercera, se dará entre noviembre y diciembre”. Al mismo tiempo, los 30 guerrilleros que están recibiendo indultos como parte del gesto de buena voluntad del gobierno hacia las Farc, continúan saliendo de las cárceles. Diana Marín, Diego Ponare y Òscar Manrique recobraron su libertad el pasado lunes.

Desde La Habana, la Delegación de Paz de las Farc aseguró ayer que les “asiste la certeza de que al final de este 2016 los colombianos podremos contar con un protocolo de paz que nos permita propagar a los cuatro vientos: terminó la guerra, terminó la guerra”. El gobierno, como la mayoría de los días de negociación en Cuba, guardó silencio.

En universidades, barrios, sedes culturales, teatros y toda clase de espacios de reunión la sociedad, en cambio, se está tomando la palabra y está conversando sobre el Proceso de Paz ofreciendo espacios de información y reflexión sobre los acuerdos logrados y lo que se viene. Aunque la polarización continúa de manera especial en las redes sociales, el alivio por un pronto fin del conflicto con las FARC se siente en las zonas más aporreadas por los alzados en armas, el Estado y los paramilitares y narcos que se han enfrentado sin mediar inocentes por medio siglo.

El silencio de los fusiles abre una esperanza y una oportunidad histórica para que futuras generaciones de colombianos puedan conocer un mejor país. Por eso desde esta Revista, donde trabajamos colaborativamente jóvenes periodistas y fotógrafos independientes de Colombia, declaramos que #SomosGeneraciónPaz y esperamos prontamente informar, con rigor y humanidad, sobre la salida negociada al conflicto también del Ejército de Liberación Nacional ELN.